COMUNICADO ANTE EL CUESTIONAMIENTO PÚBLICO DE LAS TRABAJADORAS/ES DEL MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES

Ante las críticas y cuestionamientos a la gestión y desempeño del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), en el contexto de su exposición «Luchas por el arte. Mapa de relaciones y disputas por la hegemonía del arte (1843-1933)», inaugurada a fines del 2022, como Asociación Nacional de Trabajadores/as del Patrimonio (Anatrap) manifestamos lo siguiente:

Agradecemos que los medios de comunicación masiva estén cubriendo tan atentamente una exposición de un museo estatal, sobre todo de una exposición que «fue pensada como una suerte de experiencia piloto para la construcción de una muestra permanente de la colección del museo» (Pérez 2022:5). Sin duda esto ha permitido que más personas visiten la muestra y se formen su propia opinión, aun cuando esta no sea publicada en un diario. 

Como trabajadoras y trabajadores del patrimonio valoramos la crítica y estamos seguros de que el debate público sobre temas tan específicos como la función de los marcos, las formas de exhibir el arte e incluso los derechos de los donantes, enriquece nuestra mirada y trabajo cotidiano. 

Sin embargo, lamentamos que exista tanto desconocimiento sobre el quehacer y rol de los museos estatales de nuestro país, pero sobre todo que se dude del profesionalismo, trayectoria y expertiz de sus funcionarias/os, quienes trabajan día a día en el resguardo, manejo y puesta en valor de colecciones, de acuerdo a parámetros nacionales e internacionales y una serie de protocolos y procedimientos que se han profesionalizado y estandarizado sobre todo durante el siglo XXI. 

En este sentido, cabe mencionar que la mayoría de los museos estatales, nacionales, regionales y especializados, documentan e investigan sistemáticamente sus colecciones, existiendo incluso una Subdirección de Investigación que fomenta y difunde la investigación patrimonial. Por eso no nos cabe duda de que «Luchas por el arte es el resultado de varios años de investigación sobre las condiciones de producción y gestión en las artes visuales de entre siglos (…)» y que «la investigación constituye no solo una posibilidad sino una obligación de un museo contemporáneo.» (Pérez 2022:4).

Estas investigaciones son la base de los guiones de las exposiciones permanentes y temporales que diseñamos, montamos y mediamos; por lo que aquí el profesionalismo de los mediadores/as de los museos es fundamental, destacando su capacidad de adaptarse a los distintos grupos de visitantes y generar estrategias educativas y discursivas de acuerdo a sus edades y requerimientos específicos. 

También es importante saber que las exposiciones no consisten simplemente en exhibir los objetos resguardados, «la exhibición es la puesta en escena de una historia que quiere contar el museo por medio de las piezas de la exposición, las cuales se disponen para ello en el espacio de la institución museal» (Gobierno de Colombia, 2014); una representación que, evidentemente, será hija de su tiempo y dará cuenta de las preocupaciones, sesgos y paradigmas de la época; como sucede en la actualidad con la perspectiva de derechos humanos, derechos que como instituciones del Estado debemos ser garantes. Es por eso que durante este siglo los museos estatales han avanzado considerablemente en la generación de espacios de participación vinculantes, en los que las comunidades son creadores de memoria y conocimiento, definen el patrimonio nacional a resguardar, y participan en la mejora y validación de los guiones museográficos, pues, como bien los señala el comunicado del ICOM Chile, los museos son instituciones al servicios de la sociedad en su conjunto, y no solo de algunas élites.  

Es por todo lo anterior que repudiamos tanto la descalificación y el ninguneo que han sufrido las trabajadoras y trabajadores del Museo Nacional de Bellas Artes, como los intentos de censura e intervención curatorial. Apoyamos la gestión de su directora y el trabajo de las curadoras y mediadores del MNBA, y esperamos que continúen desarrollando este tipo de ejercicios curatoriales que tensionan e incomodan, y generan reflexiones críticas desde el patrimonio.

También esperamos que este desconocimiento sobre la labor de los museos estatales sea abordado por el Servicio. Urge fortalecer a estas instituciones de misión que llevan décadas trabajando por el patrimonio nacional con un presupuesto escueto y una dotación insuficiente. Por lo que sabemos que el incremento del presupuesto al anhelado 1% será un gran aporte a la labor de los y las trabajadoras del patrimonio, mejorando su resguardo y los servicios brindados al público en general, y a las diversas comunidades que atendemos.